Rara es la persona que no haya experimentado alguna vez unos intensos pinchazos en algún diente tras beber agua helada o tomarse un polo. Es lo que popularmente se denomina calado dental y en el argot científico, “hipersensibilidad dental”.
Si ocurre muy de vez en cuando no se preocupe, es algo perfectamente normal y no afecta demasiado a nuestra salud dental. Pero si este pequeño suplicio se convierte en habitual, si solo con tomar agua del grifo o simplemente al respirar aire frio, ya estamos hablando de otra cosa.
Piensa que la luz roja de alarma de las personas es el dolor, y la luz roja siempre avisa de avería.
¿Por qué se produce el calado dental?
Un diente es un órgano muy particular. La pulpa (el nervio) es carne que hay en el interior del diente. Cualquier agresión que sufra la pulpa provocará dolor e inflamación como en cualquier parte del cuerpo. Pero a diferencia del resto del organismo, está rodeada de una envoltura altamente rígida, el diente. Imagínate que te han puesto una escayola en el brazo, este se infecta y se empieza a inflamar y no te quitan la escayola. Sería un tormento insoportable, ¿No es así? Bueno pues lo mismo ocurre en el diente.
De esta manera, cualquier agresión que sufra el diente se convertirá siempre en dolor. Si la agresión es corta en el tiempo y no demasiado intensa, experimentaremos un dolor inhabilitante muy intenso, pero afortunadamente de muy corta duración. Es lo que llamamos calado.
En ciertos casos, debemos tener presente que alimentos que contengan ácidos pueden debilitar nuestro esmalte, por lo tanto es conveniente esperar unos 30 minutos después de ingerir ciertos alimentos para que al cepillar no los dañemos.