La salud bucal esconde tras de sí una serie de mitos y desinformaciones producto, en la mayoría de los casos, de no acudir regularmente al especialista

Aunque existen decenas de ejemplos, probablemente el de las muelas del juicio sea el más ilustrativo. Con el ánimo de concientizar a los lectores, a continuación describiremos todo lo que se debe saber de ellas, haciendo a un lado en el camino las falsas creencias que sobre estas se mantienen.

¿Qué son las muelas del juicio y cuándo salen?

Son los últimos molares (o terceros molares, como también se les conoce) localizados en la parte posterior de la cavidad bucal. D

ebido a que son las últimas en emerger, en la mayoría de los casos no disponen del espacio suficiente para desarrollarse libremente, motivo por el cual pueden quedar retenidas (es decir, encapsuladas bajo el tejido gingival) o formarse parcialmente en la superficie (ya sea vertical u horizontalmente). A pesar de que no existe un rango fijo, generalmente suelen emerger entre los 16 y los 20 años.

Debido a que su acceso es complicado, la limpieza cotidiana de las mismas puede ser complicado para las personas, motivando a que se presenten una serie de síntomas que fomentarán su extracción. 

Lo síntomas también pueden hacer acto de presencia por la posición en la que se ha desarrollado el molar. En este sentido, es posible que los pacientes tengan que combatir con alguno de los siguientes inconvenientes:

En base a este, la Asociación Dental Americana (ADA) recomienda a las personas en el rango de edad señalado que acudan a un especialista para valorar su crecimiento y posible extracción. 

Este procedimiento es uno de rutina. Se realiza con anestesia local y los pacientes se recuperan completamente una semana después (puede variar en función de la complejidad de la intervención y la posición de las muelas).

¿Se pueden conservar?

Existen casos excepcionales donde los últimos molares se desarrollan con total normalidad y no causan mayores complicaciones. En estos casos, y siguiendo las recomendaciones de la Sociedad Española de Periodoncia y Osteointegración (SEPA), no está justificada la extracción, siempre y cuando estas no generen los síntomas reseñados y ya se hayan posicionado por completo en la arcada dental. 

Sin embargo, sí se deben vigilar periódicamente, normalmente con cada vista al odontólogo. Esta, por regla general, se debe hacer cada 6 meses.

En caso de que las muelas se conserven, se deben aplicar medidas de cuidado que garanticen su limpieza (al ser las últimas, generalmente se producen inconvenientes con el cepillado y con el hilo dental). Como es natural, esta valoración la debe hacer siempre un especialista cualificado antes de tomar la decisión final de conservarlas. Todo dependerá de cómo se ha desarrollado y qué tanto afecta a los dientes de la periferia.

Antes de despedirnos, no podemos dejar de recordar que las visitas al dentista se deben hacer al menos 2 veces al año para así tener un mayor control tanto de esta, como de otras condiciones que puedan surgir en la cavidad bucal. La constancia en ello, así, será la mejor prevención.

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